viernes, 9 de noviembre de 2012

LA MANO INVISIBLE

Adam Smith otorgó al mercado un papel fundamental. Toda su filosofía económica refleja una confianza absoluta en las capacidades Al mercado para armonizar, en todo momento y lugar, la vida de los hombres, sus esfuerzos y sus necesidades. Como los fisiócratas, Adam Smith fue firme partidario del "iaisser-faire". Para él, es preciso dejar actuar la "mano invisible": cuanto menos gobierna el gobierno, mejor es. Dos fenómenos deben ser combatidos: el despilfarro público y el monopolio, "obstáculo del mercado libre". Adam Smith se presenta como defensor absoluto de los consumidores, condenando todo intento que se oponga a la formación del "mejor precío". Según él, el juego natural de la oferta y la demanda
en el mercado libra fija el nivel natural de los precios, puesto que la gran maravtüa de la sociedad consiste en que el individuo no piensa que en su propio beneficio es conducido por la "mano invisible" a cumplir una finalidad que, de ningún modo, está en sus intenciones. El interés general deviene la suma de los intereses particulares: existe una Providencia que se sirve de los instintos egoístas para forjar las virtudes sociales. "No intentemos hacer el bien —escribe Adam Smith—; dejémoslo nacer como subproducto del egoísmo."
Muy pronto la escuela clásica descartará este sublime optimismo bajo la influencia de dos teóricos ingleses: el reverendo Thomas Robert Maithus (17661834) y el agente de cambio David Ricardo (17721823). El primero, intelectual, se dedicará a la minuciosa descripción de ios acontecimientos. El segundo, hombre de negocios, se comprometerá en las más sutiles abstracciones para exponer sus ideas.

 la escuela clasica
 - Adam Smith (1723-1790).
Adam Smith es considerado el padre de la economía y se fija como fecha de nacimiento de esta Ciencia Social, el año 1776, fecha en que Smith publica su magna obra “The Wealth of Nations”, el cual ha sido traducido al español como “Investigación Sobre la Naturaleza y Causas de la Riqueza de las Naciones”.

Este libro fue, esencialmente, un estudio de la creación de la riqueza. De por sí, no representaba nada nuevo, puesto que el tema ya habìa sido tema de análisis de los mercantilistas y los fisiócratas, pero, mientras que los primeros creyeron que la riqueza derivaba de una balanza comercial favorable y los segundos de la tierra, Smith sostuvo que la riqueza proviene del trabajo.
Esta riqueza proviene de la especialización y la división del trabajo:
“… la división del trabajo, en cuanto puede ser aplicable, ocasiona en todo arte un aumento proporcional en las facultades productivas del trabajo.”
“…la certidumbre de poder cambiar el exceso del producto de su propio trabajo, después de satisfechas sus necesidades, por la parte del producto ajeno que necesita, induce al hombre a dedicarse a una sola ocupación, cultivando y perfeccionando el talento o el ingenio que posea para cierta especie de labores.”
En cuanto al crecimiento, Smith plantea la tesis de que la libertad dentro de una sociedad llevaría a la máxima riqueza posible. La búsqueda para satisfacer el propio interés beneficiaría a toda la sociedad y estaría limitado por el propio interés del prójimo. Los productores intentan obtener el máximo beneficio posible pero, para lograrlo, deben producir los bienes que desea la comunidad. Además deben producirlos en las cantidades adecuadas, de lo contrario, un exceso daría lugar a un beneficio y a un precio bajo, mientras que una oferta demasiada pequeña originaría un aumento del precio y finalmente un aumento de la oferta.
“…Ahora bien , como cualquier individuo pone todo su empeño en emplear su capital en sostener la industria doméstica, y dirigirla a la  consecución del producto que rinde más valor, resulta que cada uno de ellos colabora de una manera necesaria en la obtención del ingreso anual máximo para la sociedad. Ninguno se propone, por lo general, promover el  interés público, ni sabe hasta que punto lo promueve. Cuando prefiere la actividad  económica des su país a la extranjera, unicamente considera su seguridad, y cuando dirige la primera de tal forma que su producto represente el mayor valor posible, sólo piensa en su ganancia propia; pero en éste como en otros muchos casos, es conducido por una mano invisible a promover un fin que no entraba en sus intenciones. Mas no implica mal alguno para la sociedad que tal fin no entre a formar parte de sus propósitos, pues al perseguir su propio interés, promueve el de la sociedad de una manera más efectiva que si esto entrara en sus designios

Smith, Adam.. "Investigación sobre la Naturaleza y Causa de la Riqueza de las Naciones".Tercera reimpresión de la primera edición en español. Fondo de Cultura Económica. México. 1982


François Quesnay





François Quesnay
Economista francés, creador de la escuela fisiocrática (Méré, Île-de-France, 1694 - París, 1774). Tras formarse de manera tardía y autodidacta, François Quesnay llegó a hacerse cirujano en 1718; luchó contra las especulaciones propias de la medicina de la época y adquirió el suficiente prestigio como para convertirse en secretario de la Academia de Cirugía (1737) y médico de la corte de Luis XV (1752). Recibió la protección de la amante del rey, Madamme de Pompadour, que le ayudó a ganarse la confianza real como consejero. 


Con más de sesenta años empezó François Quesnay a interesarse por la economía, a raíz de la obra de Mirabeau, El amigo de los hombres; del encuentro de ambos en 1757 nació la escuela economista o fisiocrática, que adoptó la forma de una secta elitista con Quesnay como maestro supremo y un reducido número de discípulos fieles (Mirabeau, Dupont de Nemours, Mercier de la Rivière, Baudeau...).
Los fisiócratas mantuvieron contactos con otros pensadores de tendencia ilustrada, como los enciclopedistas Diderot y D’Alembert (que permitieron a Quesnay redactar los artículos sobre «Granos» y «Agricultores» de su Enciclopedia) o la llamada «escuela de Gournay», a la cual pertenecía Turgot (el único del grupo que llegó a ejercer el poder en Francia, poniendo en práctica algunas ideas fisiocráticas).
La doctrina esencial de la fisiocracia se encuentra recogida en el Tableau économique (cuadro económico) que Quesnay elaboró en 1758, modificándolo y perfeccionándolo en múltiples ediciones posteriores. Se trataba de un modelo de reproducción económica que analizaba la circulación de la renta en una sociedad dividida en tres clases: agricultores, propietarios y los demás, a los que caracterizaba como clase estéril.
La agricultura era en aquella teoría la única actividad realmente productiva, de la que dependían todas las demás. En consecuencia, había que fomentar un desarrollo económico basado en una agricultura altamente capitalizada y tecnificada; y para ello propuso (en sus Máximas generales del gobierno económico de un reino agrícola, 1760) una política económica liberal: libertad de precios y de mercado, libertad de empresa y de cultivos, libertad de circulación y de comercio, reducción de las barreras aduaneras, simplificación del sistema tributario reduciéndolo a un único impuesto sobre la renta de la tierra…

Visión de una Sociedad Inclusiva

Las sociedades cohesionadas, o sociedades inclusivas, son estables, seguras y justas, se basan en la promoción y protección de todos los Derechos Humanos así como en la no discriminación, la tolerancia, el respeto por la diversidad, la igualdad de oportunidades, la solidaridad, la seguridad y la participación de todos, incluyendo los grupos y personas vulnerables y desfavorecidos.
Una sociedad inclusiva está en paz consigo misma y la diversas identidades culturales, religiosas y étnicas de sus miembros. Es una sociedad que reconoce y valora estas identidades y su interdependencia como una fortaleza, una sociedad en la que estas identidades trabajan de forma creativa unas con otras y con la comunidad global para resolver los problemas comunes y promover el respeto a la dignidad humana y al desarrollo del potencial humano.

Identificamos cuatro elementos como ingrediente necesarios si queremos que las personas y los grupos sientan que tienen un lugar en la sociedad:
  • Participación Democrática –la oportunidad de participar en proceso de toma de decisiones y la capacidad y habilidad para hacerlo eficientemente.
  • El respeto a la diversidad y la dignidad de la persona –el reconocimiento del valor de la diferencia y la diversidad en la sociedad. Esto supone aceptar (aunque no necesariamente estar de acuerdo con) la identidad elegida y original de grupos y personas, sus valores y aspiraciones así como sus representantes electos. Respetar la dignidad del otro supone ser sensible a sus sentimientos y evitar el discurso basado en el odio al otro, pero no creemos que esto puede extenderse hasta restringir la libertad de expresión de las diferencias de opinión o comentarios críticos, incluso si en ocasiones estos puedan resultar ofensivos.
  • Igualdad de oportunidades –igualdad de acceso a los recursos económicos y materiales y las facilidades para la movilidad social, asegurando que los individuos y las comunidades cuentan con la capacidad de aprovecharlas a fin de satisfacer sus necesidades sociales, físicas y económicas y además participan activamente del desarrollo económico y social de sus sociedades.
  • Protección contra la discriminación –mecanismos y formas de reparación si los individuos o sus comunidades sufren discriminación o son, de cualquier otra forma, privados de sus derechos y oportunidades para participar plenamente en la sociedad.